¿Fanatismo o fantasía? El equipo de Alejandro Sanz desmiente las graves acusaciones de una seguidora que afirma haber tenido una relación secreta con él
¿Fanatismo o delirio? La verdad detrás de las acusaciones contra Alejandro Sanz
En medio de un torbellino de especulaciones, una historia que parecía sacada de una telenovela se convirtió en el centro de atención de los medios y redes sociales. Alejandro Sanz, el aclamado cantante español, ha sido acusado de cruel e inhumano por una fanática que asegura haber tenido una relación secreta con él. Sin embargo, el entorno del artista no tardó en reaccionar, desmintiendo categóricamente estas acusaciones y revelando detalles que cambian por completo la perspectiva de esta controversial situación.
Todo comenzó con un video viral protagonizado por Ivet Playà, una joven catalana que asegura haber conocido a Alejandro Sanz cuando tenía apenas 18 años. En sus palabras, el contacto con el cantante se inició a través de redes sociales, donde —según ella— él fue quien dio el primer paso. Desde entonces, Playà afirma que la relación evolucionó, pasando de la admiración de una fanática a un vínculo más personal, incluso laboral y sexual.
Pero las palabras de Ivet no se quedaron solo en el universo digital. El video en el que relata su versión de los hechos ha sido compartido en más de 100 portales de noticias y programas televisivos, acumulando casi un millón de visualizaciones. Un escándalo en toda regla que generó un enorme revuelo en redes sociales, donde se dividieron las opiniones entre quienes le creyeron a la joven y quienes defendieron al artista.
Frente a la creciente presión mediática, el periodista español Jordi Martín decidió investigar a fondo el caso. Según sus declaraciones, tuvo acceso a fuentes cercanas al equipo de Alejandro Sanz en Miami, quienes fueron claros y contundentes: “Estas declaraciones son completamente falsas”.
Los allegados al cantante no solo niegan la existencia de una relación amorosa entre Sanz e Ivet, sino que también revelan que la joven es parte de un grupo reducido de fans extremadamente devotas, aquellas a las que el artista, en ocasiones, permite el acceso a su camerino tras los conciertos. Un gesto de cercanía que, aparentemente, fue malinterpretado por la fanática.
“Me aseguran que la conocen perfectamente. Fue una fan como muchas otras, quizás más insistente o más entregada. Alejandro siempre ha sido cálido con su público, y a veces permite que ciertas personas pasen al backstage. Con algunas crea más vínculo, claro, pero de ahí a afirmar lo que ella dice, hay un abismo”, comentó Jordi Martín.
Lo que más sorprendió al entorno del cantante no fueron las palabras de Ivet, sino el eco que tuvieron. Según explican, Alejandro Sanz no está sorprendido por las declaraciones porque conoce bien el carácter “fantasioso” de la joven. De hecho, aseguran que no es la primera vez que ella intenta llamar la atención con historias similares, aunque esta es, sin duda, la que más lejos ha llegado.
En el video, Ivet narra cómo se convirtió en una especie de asistente informal para Sanz, cómo lo acompañaba en sus viajes y cómo —según ella— llegaron a tener encuentros íntimos. Incluso detalla que llegó a trabajar para él, aunque no hay registros oficiales que confirmen esta versión.
La polémica pone sobre la mesa una discusión cada vez más frecuente en el mundo del espectáculo: los límites entre la admiración y la obsesión. ¿Hasta qué punto puede llegar un fanático por sentirse cerca de su ídolo? ¿Qué responsabilidad tienen los artistas al abrir espacios de cercanía con sus seguidores? ¿Y cómo se maneja el daño reputacional cuando una historia sin pruebas se viraliza?
Alejandro Sanz, por su parte, ha mantenido la compostura. Fiel a su estilo discreto, no ha emitido declaraciones públicas directas sobre el tema, confiando en que la verdad se abrirá paso por sí sola. Su equipo, sin embargo, ha sido tajante: no existe ninguna relación sentimental ni profesional con Ivet Playà.
Los fans del cantante no tardaron en mostrar su apoyo en redes sociales, con mensajes de solidaridad y admiración hacia el artista. Muchos de ellos recordaron su carrera intachable, su compromiso con causas sociales y su constante cercanía con el público. “Lo conocemos desde hace décadas, y sabemos qué clase de persona es”, escribía un usuario en Twitter.
Mientras tanto, el debate continúa encendido. Algunos piden que se investigue a fondo el caso para evitar posibles casos de difamación, mientras otros abren la puerta a reflexionar sobre la salud mental y los efectos del fanatismo extremo. ¿Fue Ivet víctima de un autoengaño? ¿O simplemente buscaba fama a costa del nombre de una celebridad?
El periodista Jordi Martín concluyó su reporte con una reflexión poderosa: “No podemos permitir que cualquier persona, sin pruebas, destruya la reputación de alguien. Las redes sociales amplifican todo, y muchas veces olvidamos que detrás de un artista hay un ser humano”.
Por ahora, el nombre de Alejandro Sanz se mantiene limpio, aunque el episodio deja una lección clara: la fama, en tiempos de viralización, es un terreno resbaladizo. Y basta una historia bien contada —aunque no sea cierta— para poner en jaque décadas de trayectoria.