🌀✨¿Qué tienen en común un magnate caído en desgracia y una actriz soñadora que rozó la gloria? Joseph Zada y Esther McGregor revelan lo que significó leer “Amanecer en la Cosecha” y ser una Chica Almodóvar. ¿Fue todo un montaje, una redención o la más inesperada conexión de dos almas rotas que se cruzaron en el lugar menos pensado?

🌀✨¿Qué tienen en común un magnate caído en desgracia y una actriz soñadora que rozó la gloria? Joseph Zada y Esther McGregor revelan lo que significó leer “Amanecer en la Cosecha” y ser una Chica Almodóvar. ¿Fue todo un montaje, una redención o la más inesperada conexión de dos almas rotas que se cruzaron en el lugar menos pensado?

Esther McGregor and Joseph Zada talk about We Were Liars on Prime Video -  YouTube

BOGOTÁ — Nadie los habría juntado en una misma frase. Joseph Zada, el hombre que alguna vez se codeó con estrellas del deporte y terminó envuelto en uno de los escándalos financieros más turbios de la década. Esther McGregor, una actriz enigmática que pasó fugazmente por la gloria del cine europeo, marcada para siempre como una auténtica Chica Almodóvar, pero cuyo rostro desapareció de los focos tan rápido como llegó.

Y sin embargo, el destino, o más bien un libro, los unió: “Amanecer en la cosecha”. Una novela de culto, escrita por un autor casi anónimo, que ha hecho eco en círculos literarios como una obra que “despierta al alma dormida del fracaso”.

Dos vidas rotas, un mismo reflejo

Joseph Zada no es un nombre que cause simpatía. Acusado de fraude, investigado por mover millones en esquemas financieros dudosos, y condenado al olvido por quienes una vez lo admiraron. Tras su caída, desapareció del ojo público. Hasta ahora.

En una entrevista exclusiva, Zada reapareció con un ejemplar de “Amanecer en la cosecha” entre sus manos. “Este libro me salvó”, dijo, con un tono que sonaba más a confesión que a declaración. “No habla de mí… pero me encontró.”

A miles de kilómetros, en Madrid, Esther McGregor pronunció palabras casi idénticas: “Pensé que había enterrado todo lo que fui. Pero esta historia… me hizo recordar quién era, y quién dejé de ser.”

¿Qué tiene esta novela para haber tocado tan profundamente a dos personajes tan dispares?

La historia detrás de la historia

“Amanecer en la cosecha” no es un best-seller, ni lo pretende. Su autor, Víctor R. Esquivel, es un escritor colombiano que vive aislado en una finca de Boyacá. Cuando se le preguntó si sabía que Zada y McGregor hablaban de su obra como si fuera una revelación espiritual, respondió con una risa tímida: “Nunca pensé que alguien como ellos lo leería. Escribí ese libro en la peor etapa de mi vida, entre deudas, abandono y tierra seca.”

La novela cuenta la historia de un hombre que lo tuvo todo y lo perdió sin saber cuándo ni cómo. Se refugia en un campo olvidado donde conoce a una mujer que fue estrella en otro tiempo, ahora refugiada entre gallinas y recuerdos. Entre los dos, surge una amistad improbable, una conexión de heridas compartidas. No hay romance, solo redención.

¿Suena familiar?

Esther Mcgregor No Bangs | TikTok

Cuando la ficción imita la vida

Esther McGregor admite que lloró al leer la novela. “Yo fui esa mujer. La prensa me destruyó, los directores me olvidaron, y en un punto, yo también me olvidé de mí.”

Fue musa de Pedro Almodóvar en una etapa breve pero intensa. “Pedro me miraba como si pudiera leerme entera. Me dio un personaje que parecía sacado de mis pesadillas, y cuando terminó el rodaje, sentí que también había terminado mi oportunidad.”

Esther se retiró del cine en silencio, después de un escándalo amoroso con un productor francés y una recaída en adicciones. Se mudó a las afueras de Sevilla, donde cría perros y escribe cartas que nunca envía.

Joseph Zada, por su parte, se refugió en la lectura por consejo de su terapeuta. Un día, sin saber cómo, el libro de Esquivel apareció en su buzón. “Lo leí en tres días. Luego, lo leí otra vez, más lento, como si cada palabra estuviera hablándome en voz baja. No es solo un libro. Es una confesión universal.”

¿Una estrategia o una verdadera conexión?

Algunos críticos son escépticos. “Parece una maniobra de marketing,” dijo el analista cultural Hernán Duque. “Un estafador y una actriz olvidada unidos por un libro desconocido… suena demasiado perfecto.”

Pero quienes han leído “Amanecer en la cosecha” entienden que no se trata de fama ni de redención pública. Es algo más íntimo: la necesidad de encontrar sentido al caos personal.

“Lo que más me tocó del libro,” dice Esther, “es que ninguno de los personajes se salva del todo. Solo aprenden a vivir con sus ruinas.”

Un encuentro inesperado

Esther McGregor: hija de Ewan y chica Almodóvar - Zeleb

Contra todo pronóstico, Zada y McGregor se conocieron en persona hace unos meses. Fue en un pequeño evento literario en Málaga, donde Esquivel fue invitado a hablar de su obra. Ninguno sabía que el otro estaría allí.

“No hablamos mucho,” recuerda Joseph. “Solo nos miramos y nos abrazamos. Era como abrazar a alguien que ya conocías desde antes.”

Esther lo confirma: “Fue silencioso, pero profundo. Como si nos reconociéramos en nuestras derrotas.”

¿El renacer de dos figuras olvidadas?

Desde ese encuentro, Joseph Zada ha comenzado a escribir su autobiografía. Esther, por su parte, retomó contacto con un director independiente que le ofreció un papel pequeño en un cortometraje. No buscan fama. Buscan cerrar capítulos.

“Lo que vivimos no nos define,” dice Esther. “Pero lo que aprendemos de lo vivido sí.”

Epílogo: una novela que dejó de ser ficción

“Amanecer en la cosecha” pasó de ser una novela desconocida a convertirse en símbolo de segundas oportunidades. Zada y McGregor, dos nombres manchados por su pasado, encontraron en sus páginas un espejo limpio donde mirarse sin odio.

“Quizá ese sea el verdadero arte,” reflexiona Víctor R. Esquivel. “No cambiar el mundo, sino darle a alguien una razón para seguir.”

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