Mientras muchas coleccionan anillos, Zulinka solo ha tenido uno: el del amor verdadero

Zulinka: La mujer que está cumpliendo su vida sin pedirle permiso a nadie

En una sociedad donde aún se aplaude más el chisme que el logro, es fácil señalar con el dedo, especialmente cuando se trata de una mujer segura, firme y valiente como Zulinka. A veces, pareciera que el éxito femenino molesta más que el fracaso masculino. Pero aquí estamos, poniendo las cartas sobre la mesa, porque ya es hora de que muchas se miren al espejo antes de apuntar con la lengua.

¿Cuántos maridos han tenido ustedes?

Sí, esa es la pregunta incómoda que nadie quiere responder, pero que todas lanzan en comentarios llenos de veneno: “¿Y Zulinka qué se cree?” “¿Por qué anda con ese hombre?” “¡Qué descaro, se cree más de lo que es!”. Pero, ajá, ¿quién se las dio de juezas del amor ajeno? Porque mientras muchas andan cambiando de pareja como de blusa, Zulinka tiene el mismo esposo de toda la vida. Así como lo oyen, uno solo. Y eso, mi gente, en estos tiempos, es más valioso que el oro.

Una mujer que se hizo sola, sin quitarle nada a nadie

Zulinka no es famosa por escándalos, ni porque salió en la página de chismes por robarse el esposo de alguna. Su nombre está donde está por talento, por esfuerzo, y porque ha sabido mantenerse íntegra en un medio donde las tentaciones sobran y la hipocresía abunda. No vive de destruir matrimonios ajenos, ni de hacer shows para llamar la atención. Vive de su trabajo, de su profesionalismo, y de su ética.

Entonces, ¿por qué tanta envidia? ¿Qué les pica tanto? ¿Será que les duele ver a una mujer triunfar sin tener que rebajarse?

La envidia femenina, el peor enemigo entre nosotras

Lo más triste es que la mayoría de críticas no vienen de hombres, sino de otras mujeres. Y ahí es donde uno se pregunta: ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a seguir alimentando ese círculo tóxico de tirarnos tierra unas a otras, en lugar de apoyarnos y celebrar los logros que con tanto esfuerzo se consiguen?

Zulinka es, además de talentosa, una mujer honorable. No necesita destruir hogares, ni trepar sobre los fracasos ajenos para brillar. Brilla por sí sola. Y aún así, ahí están algunas, escondidas detrás de perfiles falsos o de frases pasivo-agresivas, soltando veneno porque no soportan ver a otra mujer segura y en paz con su vida.

Rubby Pérez les entregó la batuta… y Zulinka la está manejando con altura

Para quienes no saben, Rubby Pérez —una leyenda, un ícono, un maestro— confió en Zulinka y su esposo. Les entregó una responsabilidad artística que no es cualquier cosa. Eso no se le da a cualquiera. Se necesita capacidad, seriedad y compromiso. Y ellos han demostrado tenerlo todo. No están jugando a ser famosos; están cumpliendo una misión con respeto y profesionalismo.

Pero claro, eso no lo comentan en redes. Eso no lo dicen en los grupitos de chisme. Porque para eso se necesita tener estómago, y sobre todo, humildad para reconocer que alguien más lo está haciendo bien.

¿Qué les duele tanto de Zulinka?

Tal vez lo que molesta no es Zulinka como persona, sino lo que representa:

Una mujer que no se ha rendido.

Una mujer que se enamoró y se casó una sola vez y sigue apostándole al amor verdadero.

Una mujer que no tiene que abrirse de piernas para abrirse caminos.

Una mujer que no pide permiso para ser feliz.

Y eso, mi gente, molesta. Molesta porque muchas no se atreven a vivir su vida con esa valentía. Molesta porque no todos tienen el carácter para mantenerse de pie cuando las críticas arrecian.

Dejen la ridiculez y vayan a freír mono

Sí, como se dijo con toda la sabrosura caribeña: dejen la ridiculez y vayan a freír mono. Porque ya basta de ataques vacíos, de comentarios sin fundamento, de ese veneno disfrazado de “opinión personal”. Nadie está pidiendo adoración, pero mínimo, respeto. Porque Zulinka no les ha hecho nada. Y lo que es peor: ni las conoce, ni las necesita.

A veces pareciera que algunas viven esperando que otras fracasen para sentirse menos miserables. Pero Zulinka no está para eso. Ella sigue su camino. Ama, trabaja, crece. Y lo hace en paz, sin meterse con nadie. ¿Qué más quieren?

Una invitación a dejar la doble moral

Esta es una invitación, no solo a respetar a Zulinka, sino a dejar de lado la doble moral que tantas veces se disfraza de moralismo barato. Porque no se trata solo de ella. Se trata de todas las mujeres que, como ella, tienen que soportar que su éxito moleste más que sus errores. Se trata de cambiar la narrativa, de dejar de juzgar lo que no entendemos, y sobre todo, de enfocarnos más en nuestras propias vidas y menos en destruir la ajena.

Zulinka: ejemplo de fortaleza silenciosa

Zulinka nunca ha pedido aplausos. Nunca ha gritado sus logros. Pero los tiene. Y están ahí, hablándole en la cara a quienes quisieran verla tropezar. No se defiende con insultos, sino con hechos. Con una carrera limpia. Con un amor duradero. Con una vida sin escándalos.

Así que sí, se vale admirarla. Se vale respetarla. Y sobre todo, se vale dejar de criticar lo que no se puede imitar.

¿Quién es Zulinka? Una mujer que, con una sola pareja, una sola historia de amor, y muchos sueños cumplidos, le ha dado una lección de vida a quienes prefieren juzgar que trabajar en su propia felicidad.

Y mientras algunos se desgastan en chismes, ella sigue: firme, fuerte y feliz.